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La parcela de "El Prado- Majalcófar", en Almensilla, antigua finca agrícola que la expansión urbanística de la localidad convirtió en espacio de servicio educativo entre varias nuevas urbanizaciones, ha recuperado su vieja funcionalidad. El Ayuntamiento de Almensilla, con el apoyo del Programa LiderA que gestiona ADAD, ha convertido este terreno, sin uso a corto y medio plazo, en un huerto social ecológico, una iniciativa que ha despertado el entusiasmo de familias, asociaciones y la comunidad educativa del municipio.

El huerto social ecológico de Almensilla, compuesto de 75 parcelas de 45m2, vive durante todo el día un trasiego continuo de agricultores y agricultoras que cuidan con esmero sus verduras y plantas. Como José Miguel, agricultor y jardinero en desempleo, que trabaja el huerto para autoconsumo, aunque "hoy me he venido por aquí para no darle vueltas a la cabeza, hace tres días que falleció mi madre". O como Francisco Torres, de 82 años, agricultor jubilado que pasó buena parte de su vida en París, y que también nos habla del efecto terapéutico y sanador que tiene cultivar coles y rábanos. Lo abordamos en plena faena, zoleta en mano, cuidando de su trozo de tierra.

Este proyecto, cofinanciado con los fondos del FEADER y la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural a través de ADAD, ha creado un espacio multifuncional donde la producción ecológica coexiste con actividades de carácter social, lúdico, educativo y de sostenibilidad. De hecho, los propios centros escolares del municipio cuentan con sus pequeñas parcelas en este macro huerto, que tiene además un punto de encuentro, un espacioso sombrajo en el que se organizan reuniones comunitarias y donde descansar de la faena agrícola al cobijo de la sombra.

La arquitectura efímera del huerto social, el propio sombrajo, casitas de aperos o vallas, también dan muestra del compromiso ambiental de los hortelanos y del Ayuntamiento de Almensilla, que ha promovido el uso de materiales verdes o de desecho para este tipo de intervenciones. Una sostenibilidad de la que también dan cuenta lechugas, pimientos, cebollas y otras verduras y plantas, cultivadas y cuidadas a través de prácticas de agricultura tradicional y ecológica.

Almensilla nos ofrece con su huerto social un ejemplo de proyecto comunitario, sostenible e integrador, que combina varias funciones (productiva de autoconsumo ecológico, ambiental-urbanística, social, saludable, educativa y cultural). En definitiva, la recuperación de un espacio urbano en desuso ha ido de la mano de una iniciativa pionera en la comarca Aljarafe-Doñana que recupera la agricultura tradicional y pone en valor el papel del consumo ecológico, favoreciendo a su vez la concienciación y sensibilización ambiental y promoviendo la integración y participación ciudadana, especialmente entre los más pequeños.