El Corredor Verde del Guadiamar, en el tramo que va desde el Vado del Quema hasta el Jardín Botánico de Buitrago, sirvió ayer de laboratorio ambiental para los alumnos de Carrión y Castilleja del Campo escolarizados en el CEIP Pío XII, la mayoría desconocedores de la riqueza natural que alberga este espacio protegido tan cercano a sus hogares, como comentaba María, una de las participantes.
Más de ocho kilómetros de ruta a pie sirvió para presentar un territorio que “concentra, en un espacio relativamente pequeño, un gran patrimonio natural, pero también histórico (como el puente romano de Aznalcázar o los molinos del río) y cultural (como el Vado del Quema, paso de hermandades)”, según Ángel Carcaba, de la empresa Guadiamar Educa, encargados de la organización de la ruta para ADAD.
A través de distintas estaciones de trabajo, y con el apoyo de los monitores medioambientales y un cuaderno de campo editado por ADAD, los niños y niñas conocieron la biodiversidad y la historia reciente de este espacio natural, que tras el desastre de Aznalcóllar sería sometido a una de las restauraciones naturales más importantes de Europa.
Donde hace unos años ese mismo día 5 de Junio penetraba el lodo negro, ayer brotaba la vida, en los rastros del meloncillo que encontraron en Buitrago, los excrementos de nutria del arroyo Alcarayón o el verdor de los álamos blancos, plantados tras el desastre para “absorber los metales pesados”, explicaban los monitores ambientales. Esta actividad, organizada por el Área de Medio Ambiente de ADAD dentro de su plan de acción anual, ha sido sufragada por el Programa LiderA, dotado económicamente por la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente y el FEADER de la Unión Europea.