ADAD ASISTIÓ AYER A LA PRIMERA SESIÓN DEL PLAN DE PARTICIPACIÓN SOCIAL DEL CORREDOR VERDE DEL GUADIAMAR La Consejería de Medio Ambiente impulsa este proceso para elaborar un plan de gestión que sea avalado por los habitantes de este Paisaje Natural
La Asociación para el Desarrollo Aljarafe-Doñana asistía ayer en Aznalcázar a la primera sesión del Plan de Participación Social del Corredor Verde del Guadiamar, un proceso que impulsa la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía para elaborar un "plan de sesión de este espacio que venga avalado socialmente", según comentó en la presentación del acto Luis Cordero, Jefe de Servicio de la Delegación de Medio Ambiente en Sevilla.
La jornada de participación, que se inició con dos ponencias técnicas sobre el trabajo realizado en el Corredor tras la contaminación producida por la rotura de la balsa de Aznalcóllar y las obligaciones que debe cumplir este renovado espacio natural una vez aprobada su inclusión en la Red Natura 2000, se centró fundamentalmente en el análisis de problemas vinculados al Paisaje Protegido, desde la visión de sus propios habitantes.
Vecinos, representantes de asociaciones ecologistas, religiosas o ecuestres, responsables políticos y técnicos municipales, ganaderos, apicultores y otras personas vinculadas a los usos tradicionales y a otros sectores económicos comarcales, discutieron sobre cuestiones como la falta de aprovechamiento económico de sus recursos, la escasez de equipamiento público y en general la débil valorización del propio Corredor y su entorno, la desnaturalización de su paisaje, la incipiente presión social y económica que sufre o la indefinición de su caudal ecológico, entre muchas otras.
El Paisaje Protegido Corredor Verde del Guadiamar discurre por 9 municipios de las comarcas del Corredor de la Plata y el Aljarafe-Doñana, y es Lugar de Interés Comunitario (LIC) por su función de corredor ecológico entre Doñana y Sierra Morena. Pero el Guadiamar atesora además 7 tipos de hábitats, acoge algunas especies animales en peligro de extinción y constituye, en definitiva, un mosaico natural de gran valor, en el que desde tiempos inmemoriales cobra gran relevancia la presencia humana, narrada a través de múltiples hitos arquitectónicos y culturales que siguen en pie.
